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sábado, 18 de octubre de 2008

ASPECTOS GEOGRAFICOS DE SAN CASIMIRO


Vista de la represa de Camatagua desde El Cerro Camburito, via valle Morin


Vista de la poblacion de Roncador desde la via de Guambra-Carutico


Alturas principales:

Las elevaciones mas importantes de la serrania del interior de aragua, Ubicadas en el municipio San Casimiro son; Topo Bramador a 1.495 mt, al parecer llamada asi por la forma como combate el viento en su flanco este, Araguaney (1.421 m), San Luis (1.180 m), Dolores (1.300 m), que son los limites con el estado Miranda al norte; Golfo Triste, hermoso paraje de mucha vegetacion y sembrados de cafe (1.520 m); cerro de palmira o topo Las Yaguas (1.485 m); nacimiento del rio cura y lugar donde se forma una impresionante caida de agua considerada la segunda mas alta de Venezuela.


Hidrografia:

Los rios del estado Aragua aportan sus aguas a tres cuencas: Caribe, Atlantico y Lago de Tacarigua o Valencia. San Casimiro pertenece a la cuenca del atlantico, formado por el rio Guarico, que previamente va a entregar sus aguas a un afluente del Apure y este a su vez al orinico, que desemboca en majestuoso delta, en el oceano atlantico. El guarico nace en la Serrania de Belen, estado carabobo y va discurriendo entre esta entidad y Aragua, recibiendo cursos fluviales en su transito, entre los que engruesan su caudal se encuentran el Caramacate, Pao y Suata, que nacen en las serranias del norte de San Sebastian de los Reyes; el Rio Cura, el Toronquey, Taguay, Tinapui, Memo, Gamelotal, quenacen entre las filas del Golfo triste, San ramon y los Pilones. El rio guarico es represado en las inmediaciones de Camatagua y esto permite el riego de una extencion de 25.000 hectareas al igual que el suministro de agua a Caracas, adheriendose al llamado sistema Cama-Tuy.

Division Politico Administrativa:

Es su capital la ciudad de San casimiro y en su territorio se encuentran las parroquias y/o municipios de Valle Morin, Güiripa y Ollas de Caramacate, con cabecera las poblaciones del mismo nombre.

El Pasado Prehispanico:

En aragua Hay profusion de petroglifos, formas ideograficas expresivas que se han encontrado enn valles y laderas; se cuentan 10 concentraciones ubicadas en la zona del rio guarico, cerca de Villa de Cura. en camatagua, San Casimiro, Valle de Turmero. La Victoria, Colonia Tovar, Maracay. Entre ellos se representan figuras de animales como las serpientes, el sol, la luna, monos, batracios, circulos concentricos, etc.

Fuente: Oldman Botello. Historia del Estado Aragua. BATA.

domingo, 3 de agosto de 2008

La Cruz del juicio final y el pajaro que bajo a la quebrada


calle bolivar (augusto nieves)

puente sobre rio zuata (augusto nieves)


Un avión remontó cielo sancasimireño, aquel frágil aparato de alas de lona parecía sucumbir ante el viento que se colaba por las montañas. Carlos Torrealba (Mi abuelo) vivía para aquel entonces en su hacienda de El Negro pendiente de sus cultivos de café, de Lalita y la pequeña Mercedes. Los más estudiados del pueblo conocían de la existencia de aquella maravillosa hazaña de los hermanos Wilbur y Orville Wright que el 17 de Diciembre de 1903 habían volado por primera vez en un aeroplano y los avances que en la materia se lograron durante las siguientes décadas, inclusive habían visto la fotografía de un aeroplano en una vieja enciclopedia de Don Antonio Torrealba, pero la mayoría de los sancasimireños desconocían la existencia de tan maravilloso invento.
Saturnina Reyes habitante de El Negro y recolectora de café vivía inquieta con el sermón apocalíptico que le había escuchado al cura en la Semana Santa pasada. El pastor de almas afirmaba que el fin del mundo se acercaba y que el día del juicio final una gigantesca cruz surcaría los cielos para que los pecadores se arrepintieran de sus faltas. Saturnina se encontraba llenando una tinaja en el jagüey cuando sintió un ruido desconocido por sus oídos, volvió la vista hacia el cielo y allí estaba, desafiando toda ley conocida por aquella mujer para quien únicamente las aves volaban. Pasó sobre su cabeza a regular altura y se alejó entre dos cerros para luego volver en sentido contrario y desaparecer por donde llegó. La atribulada Saturnina recordó las palabras del cura párroco, vio la semejanza del aparato con la cruz del juicio final y presa de los nervios apartó la tinaja y salió corriendo a su rancho para abrazar a sus niños y esperar el fin del mundo y el juicio final en su compañía. Mi abuelo, que iba por el camino rumbo a los potreros, se encontró de frente con la mujer que hecha un mar de llanto le advirtió cuanto pasaba:

_ ¡Carlos, mijito! ¡El mundo se está acabando! ¡Llegó la cruz del juicio final!

Mi abuelo, tratando de contener la risa, le explicó que simplemente se trataba de un aeroplano y que al mundo le quedaban unas cuantas horas de vuelo.
Días después mi abuelo se encontró con Ricardo Alvis. A sabiendas de lo embustero que era, le interrogó:

_Ricardo, ¿Vio el bicho que pasó volando?

_ ¿Que si lo vi? _ Respondió _ Yo estaba en la quebrada cuando llegó, se bajó en el pozo, bebió agua como un desesperado; Se sacudió las alas y salió volando pa’ Valle Morín.





POR: JUAN CARLOS TORREALBA

Se ha perdido el pueblo



“Al principio y siempre fue la
tierra. Como el agua y la luz. Después fue el hombre.
Que la señoreaba. Sus voces la marcaron antes que lo hicieran
sus pasos. Luego fue el muro que lo ató a la tierra. Y muchos
muros lo ataron a los otros hombres. Entonces fue pueblo. Uno solo y mismo, con mil caras y muchos nombres.”

Lucas Guillermo Castillo Lara
Los hombres y sus muros



Se me ha perdido un pueblo

Se me ha perdido un pueblo. No encuentro a la gente que se sentaba en las puertas a ver caer la tarde. Ni la casa de los Marrero con la galería de los fantasmas y la pajarera en el centro debajo de la mata de mango que un novio regaló a mi tía Lesbia.
Lejos quedaron las melcochas que vendían a la entrada del Grupo Escolar Francisco Iznardy, los tuqui-tuqui de Rafael Gutiérrez, la arepera de Martín Sotillo, la carne mechada que hacía Delia Medina en el restaurant de Vicentico Pérez y ya mi abuela no hace las arepas perfectamente redondas para el desayuno.
Ya no hay quien adorne las calles con guirnaldas de colores para los carnavales y fiestas. Sólo quedan unas fotos desteñidas de mis andanzas como torero, diablito o príncipe árabe en las múltiples comparsas y se fueron las fiestas de gala y traje largo acompañadas por la Billo's, Los Melódicos y la Dimensión Latina a la luz de la luna en aquella trilla de café que llamaban Centro Social y Cultural Eleazar Casado.
Para las fiestas patronales no se llena la plaza de bazares y diversos olores a fritangas y chucherías y, por si fuera poco, ya San Casimiro no le da el pan al humilde hombre en procesión; suplantado por un santo que muchos sienten que no es su santo y, desde la torre de la iglesia, un desaparecido reloj no rompe el silencio dando las campanadas cada cuarto de hora.
Se me extravió un pueblo que ahora ha ido creciendo cerros arriba, aquellos que otrora eran cubiertos de neblina hoy son arropados por viviendas, las montañas han perdido su esplendor y las aguas de Toronquey corren tristemente perdiendo la batalla contra la contaminación.
Cerró sus puertas el Cine Retoño con Gloria y Margot en la taquilla y Olivia en la puerta. Con él se fueron las películas de Santo, “el enmascarado de plata”, Capulina y Bruce Lee; una nerviosa agarrada de mano a la muchacha que nos acompañaba y un fugaz beso a escondidas del hermano sentado dos asientos más allá.
Se nos ha marchado el frió. Aquel clima decembrino que nos hacía desempolvar los abrigos. Se fue el manto de neblina de la tardecita junto a las misas de aguinaldo de madrugada y las arepitas dulces que hacía Lourdes Lovera en la calle El Carnaval. Se alejó definitivamente con las patinatas nocturnas hasta Paso Morocho por una solitaria Carretera Nacional sólo transitada por uno que otro camión y los Expresos de los llanos. Se acabaron las "pandillitas" que tocaban las puertas para luego correr libres y locos por medio de las calles.
El frío se llevó a los parranderos que iban de casa en casa tocando aguinaldos sin esperar más recompensa que un bollo, una hallaca o un fuerte pa' la botella. Quedó cabalgando en el recuerdo de una noviecita sin nombre y unos besos deprisa y asustados en un rincón. Se marchó la ruidosa misa de los motorizados y lejos está aquel primer trago de ron y un cigarrito escondido de los mayores. Se callaron las voces y los tambores de Pilón y Piedra, no sale el nacimiento viviente con su Virgen, San José y los pastorcitos que organizaba misia Carmen de Valero y su esposo el maestro Domingo. No hay festival navideño y ya “Tucuso” Piñango no saca su conjunto de aguinaldos.
Hoy, para bien o para mal, mi pueblo es otro. Todo ha quedado atrás, encerrado en los recuerdos de un lugar ya muy remoto de mi niñez y en los indelebles recuerdos de mi adolescencia.


POR: JUAN CARLOS TORREALBA

jueves, 3 de julio de 2008

SAN CASIMIRO REY Y SANTO


SAN CASIMIRO
Rey
(1458-1483)

San Casimiro, hijo de Casimiro IV, rey de Polonia y duque de Rutenia y de Lituania, nació en el castillo de Wawel, en Cracovia. Era de la dinastía de los Jaguellones, ambiciosos y violentos. Casimiro en cambio era un eslavo dulce y sensitivo. Vivía en un ambiente de lujo, propio de la corte, pero él no se dejaba encadenar. Sabía montar a caballo y manejar la espada, pero encontraba más gusto en escuchar a su madre, la reina Isabel, las piadosas historias de San Ladislao y Santa Eduwigis.

Pasó su infancia en los castillos de Cracovia y Vilna. Allí se aplicó sobre todo a las lenguas clásicas, a la historia y a la filosofía. Su gran maestro fue el canónigo Juan Dlugloss y otros humanistas italianos.

A los 15 años le ofrecen el reino de Hungría. No le atraían las glorias humanas. Pero se resigna y se dirige hacia Hungría con un poderoso ejército. Había otro competidor, Matías Corvino, con más ambiciones que él. Casimiro, enemigo de intrigas y luchas, abandona la contienda.

Dejó para siempre las empresas guerreras. Eran otras las armas que deseaba manejar. Todo su anhelo era conquistar un reino mejor. Para eso sí que tenía coraje. Seguirá en palacio, pero como si viviese en un monasterio. Vestirá sedas y brocados, pero por debajo se ceñirá el cilicio.

En medio de la frivolidad de la corte, supo guardar limpio su corazón. Es austero, pero no misántropo, poco hablador, pero amable con todos, reservado, pero gracioso en su trato, sencillo, pero atractivo. Era devotísimo de la Pasión de Cristo, del Santísimo Sacramento y de la Virgen María. Era también muy desprendido y socorría a manos llenas a todos los necesitados.

Las damas de la corte le enviaban con sus miradas encendidas los dardos de Cupido, buscaban sus favores. Pero Casimiro, que había hecho voto de castidad, no tenía más que una dama: la Virgen María. Para ella guardaba sus ternuras y sus poesías. A ella le dirigía sus ritmos latinos, vibrantes de lirismo y amor, como el que dice: Omni die dic Mariae...

Cantaba el piadoso príncipe: «Alaba, oh alma mía, sin cesar a María. Canta sus fiestas, celebra sus gestas gloriosas, admira su grandeza. Ámala y hónrala para que te libre del peso de tus crímenes. Invócala para que no naufragues en la tormenta de los vicios. Ella es la vara de Jesé, la esperanza y el consuelo de los oprimidos, la gloria del mundo, la luz de la vida, el sagrario del Señor, plenitud de gracia y templo de la divinidad».

Las gentes querían con pasión a su príncipe. Sabía comprender sus necesidades y secar sus lágrimas. Cuando Casimiro recorría las iglesias, todos le bendecían y los pobres le rodeaban, pidiendo limosna y justicia contra los atropellos de los nobles. No caían sus palabras en vano. Casimiro las escuchaba con interés y pronto veían los resultados.

Pero un día ya no volvieron a verle por la calle. ¿Se habría olvidado de ellos? El príncipe estaba enfermo de tuberculosis. Los pobres rezaban y lloraban. Los galenos no encontraban remedio. Creían que sólo casándose podría curarse. Su padre quiso casarlo con la hija del emperador Federico III. La hizo venir y se la presentó en palacio a su hijo.

Casimiro, fiel a su voto de castidad, reaccionó dulcemente y sonriendo: «Gracias, padre, pero mi única vida es Cristo». Y en la alegre primavera de sus 24 años, dejó este mundo para ir a habitar eternamente las floridas praderas del Paraíso. Su cuerpo fue enterrado en la catedral de Vilna, en la capilla de Nuestra Señora, por expreso deseo de su devoto.





FUENTE: http://www.magnificat.ca/cal/esp/03-04.htm

miércoles, 2 de julio de 2008

EL GENERAL RAMON GUERRA


Nace en San Casimiro de Güiripa (Estado Aragua) cercano a 1843
Muere en Caracas el 03 de agosto de 1922

Célebre caudillo militar y político del siglo XIX venezolano. Fueron sus padres José Aquilino Guerra y María Buenaventura Bonilla. Su entrada en la vida política y militar ocurrió de una manera circunstancial, ya que al estallar La Guerra Federal (1859) se desempeñaba como tenedor de libros en una tienda de San Casimiro, siendo reclutado en el batallón Victoria, bajo las órdenes del comandante Miguel A. Pérez. Ramón Guerra acompañó al comandante Pérez a Caracas y participó por el bando conservador en todos los combates de la Guerra Federal en Aragua (1859-1863). Posteriormente, ascendido a teniente, sirve como oficial de la caballería de la Guardia de Honor del general José Antonio Páez. Al finalizar la guerra, Guerra regresó a San Casimiro, donde trabajó por un tiempo como contador en la firma de Francisco Rodríguez, hasta que finalmente se independizó y se dedicó a actividades comerciales.

En 1868, volvió a la guerra al incorporarse a La Revolución Azul, liderada por Miguel Antonio Rodríguez y José Tadeo Monagas. En este nuevo conflicto en contra del gobierno de Juan Crisóstomo Falcón se desempeñó bajo las órdenes de los generales Rufo Rojas, Desiderio Escobar y Wenceslao Casado. Luego de triunfar la revolución, Guerra fue ascendido a comandante, tras lo cual regresó de nuevo a su hacienda en San Casimiro para dedicarse al cultivo de sus tierras. El 10 de agosto de 1869 contrajo matrimonio con Emilia García Iriarte. En 1870, al estallar la Revolución de Abril acaudillada por Antonio Guzmán Blanco, combate contra éste, siendo sometido y entregada su espada al general Joaquín Crespo. Luego de esto se retira una vez más a su hacienda en San Casimiro para desarrollar sus actividades de hacendado y negociante cafetalero con la casa Blohm. Durante la Revolución Reivindicadora (1878-1879), lucha a favor de Guzmán Blanco, encargándole éste en 1880 que pacificara los alzamientos ocurridos en la región del Tuy. Poco tiempo duró la vinculación de Guerra con Guzmán Blanco, ya que sus enemigos lo indispusieron en contra de éste, acusándolo de sedición. En tal sentido, nombrado jefe civil de Cúa entre 1881-1882, se le ofrece encabezar un alzamiento; llamado a Caracas, es apresado y llevado, 8 meses más tarde, ante un consejo de guerra que lo condenó a 4 años de prisión en el castillo de San Carlos en el estado Zulia (1882-1886).

En 1892, se incorpora a la lucha armada, al unirse la Revolución Legalista liderada por Joaquín Crespo. Durante este conflicto armado fue nombrado general en jefe del Ejercito legalista, convirtiéndose en el principal estratega del movimiento y asegurando a través de los combates de Villa de Cura, La Victoria, Calabozo y Valencia (marzo-octubre de 1892), el triunfo de la revolución. Como reconocimiento a su desempeño al frente de las fuerzas legalistas, el 7 de octubre de 1892, fue ascendido al grado de general en jefe, ejerciendo a partir de este momento importantes puestos en el gobierno de Crespo: miembro del Consejo Militar (abril 1893); ministro de Guerra y Marina (junio 1893); diputado principal por el Gran Estado Miranda (1893-1898); y ministro de Guerra y Marina en una segunda ocasión (1894-1896). Tras la muerte de Joaquín Crespo en el combate de La Mata Carmelera (16 de abril de 1898) en contra de la Revolución de Queipa, sustituye a éste como comandante de la Primera Circunscripción Militar y termina por capturar a su líder, José Manuel Hernández (alias el mocho). Tras sofocar la rebelión de Hernández, Guerra aspira a la presidencia del Gran Estado Miranda (formado en ese entonces por los actuales estados de Aragua, Miranda, Nueva Esparta y Guárico), pero sus deseos se ven frustrados cuando el presidente Ignacio Andrade decide reorganizar los grandes estados como el de Miranda. En este sentido, aunque Guerra fue nombrado como presidente del estado Guárico en diciembre de 1898, se alza en contra del gobierno de Andrade en marzo de 1899. Derrotado huye a Colombia y de allí a Curazao. Con la llegada de Cipriano Castro al poder, es nombrado delegado nacional en Aragua, Guárico y Apure (diciembre de 1899), comandante de la Primera Circunscripción Militar (agosto de 1900) y, diputado por el estado Guárico (enero de 1901). No obstante, su luna de miel con el régimen de Castro duró poco, ya que implicado en la conspiración de la Revolución Libertadora, es apresado en diciembre de 1901 y en enviado al castillo de San Carlos (1901-1905) donde paradójicamente comparte su celda con el Mocho Hernández. Liberado por estar ciego, es operado exitosamente de catarata, pero sigue fingiendo la enfermedad hasta la caída de Castro (1906-1908). Miembro del Consejo de Gobierno hasta su disolución en 1914), se retira de manera definitiva de la vida pública.

Tomado de http://www.venezuelatuya.com/biografias/ramon_guerra.htm

Piden decretar Fúlgida Luna como segundo himno de San Casimiro

Salvador Rodríguez, cronista de San Casimiro, poblado ubicado al Sur del estado Aragua, informó que junto a una comisión integrada por Ali...