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domingo, 3 de agosto de 2008

Semana Santa

Santo Sepulcro

Nazareno


entrada del sepulcro al templo

nazareno


Es una conmemoración de carácter universal. En nuestro pueblo comienza con el Domingo de Ramos con la bendición de palmas durante la mañana y la procesión de Jesús en el huerto en la noche. Luego le siguen las procesiones de Jesús en la columna el lunes, La Humildad y Paciencia el martes, el Nazareno el miércoles, Cristo crucificado el jueves y el Sepulcro el día viernes.
El culto más arraigado en los sancasimireños es el del Nazareno. Su imagen es paseada en procesión por distintas calles del pueblo que se vuelca a las mismas para rendir tributo de fe a su santo. Luego la imagen es llevada hasta el comando policial donde las personas que, por distintos motivos, han estado encarceladas son simbólicamente liberadas por el santo.
El día viernes en la tarde se produce una procesión con las imágenes de La Dolorosa, San Juan y La Magdalena que son llevadas hasta la casa de la familia Zamora donde les espera la imagen del Sepulcro y lo acompañan hasta la iglesia para los actos del Viernes Santo. Cabe destacar que desde tiempos remotos cada uno de estos santos ha tenido sus “dueños” que son las personas que los donaron a la iglesia y sus herederos encargados de adornar las imágenes, sus mesas y el templo para el día del culto.
Con anterioridad existían en San Casimiro los llamados “Judíos” que eran una especie de “guardia de honor” de las procesiones. Se vestían de liqui-liqui con un correaje cruzado en el pecho. Se encargaban de mantener el orden en la misa y en las procesiones. Durante los jueves y viernes Santo asumían el rol de guardianes del luto por la muerte de nuestro señor, impedían el funcionamiento de las rockolas en los botiquines y los tacos de billar eran atados con un lazo negro en señal de duelo"






FUENTE: JUAN CARLOS TORREALBA



FOTOS: FRANCISCO FUSTERO







La Cruz del juicio final y el pajaro que bajo a la quebrada


calle bolivar (augusto nieves)

puente sobre rio zuata (augusto nieves)


Un avión remontó cielo sancasimireño, aquel frágil aparato de alas de lona parecía sucumbir ante el viento que se colaba por las montañas. Carlos Torrealba (Mi abuelo) vivía para aquel entonces en su hacienda de El Negro pendiente de sus cultivos de café, de Lalita y la pequeña Mercedes. Los más estudiados del pueblo conocían de la existencia de aquella maravillosa hazaña de los hermanos Wilbur y Orville Wright que el 17 de Diciembre de 1903 habían volado por primera vez en un aeroplano y los avances que en la materia se lograron durante las siguientes décadas, inclusive habían visto la fotografía de un aeroplano en una vieja enciclopedia de Don Antonio Torrealba, pero la mayoría de los sancasimireños desconocían la existencia de tan maravilloso invento.
Saturnina Reyes habitante de El Negro y recolectora de café vivía inquieta con el sermón apocalíptico que le había escuchado al cura en la Semana Santa pasada. El pastor de almas afirmaba que el fin del mundo se acercaba y que el día del juicio final una gigantesca cruz surcaría los cielos para que los pecadores se arrepintieran de sus faltas. Saturnina se encontraba llenando una tinaja en el jagüey cuando sintió un ruido desconocido por sus oídos, volvió la vista hacia el cielo y allí estaba, desafiando toda ley conocida por aquella mujer para quien únicamente las aves volaban. Pasó sobre su cabeza a regular altura y se alejó entre dos cerros para luego volver en sentido contrario y desaparecer por donde llegó. La atribulada Saturnina recordó las palabras del cura párroco, vio la semejanza del aparato con la cruz del juicio final y presa de los nervios apartó la tinaja y salió corriendo a su rancho para abrazar a sus niños y esperar el fin del mundo y el juicio final en su compañía. Mi abuelo, que iba por el camino rumbo a los potreros, se encontró de frente con la mujer que hecha un mar de llanto le advirtió cuanto pasaba:

_ ¡Carlos, mijito! ¡El mundo se está acabando! ¡Llegó la cruz del juicio final!

Mi abuelo, tratando de contener la risa, le explicó que simplemente se trataba de un aeroplano y que al mundo le quedaban unas cuantas horas de vuelo.
Días después mi abuelo se encontró con Ricardo Alvis. A sabiendas de lo embustero que era, le interrogó:

_Ricardo, ¿Vio el bicho que pasó volando?

_ ¿Que si lo vi? _ Respondió _ Yo estaba en la quebrada cuando llegó, se bajó en el pozo, bebió agua como un desesperado; Se sacudió las alas y salió volando pa’ Valle Morín.





POR: JUAN CARLOS TORREALBA

Piden decretar Fúlgida Luna como segundo himno de San Casimiro

Salvador Rodríguez, cronista de San Casimiro, poblado ubicado al Sur del estado Aragua, informó que junto a una comisión integrada por Ali...