Una destartalada camioneta Chevrolet Apache 1955 se desplazaba velozmente por la carretera rumbo a Valle Morín, En uno de los asientos traseros, Lalita (mi abuela) trataba de sobreponerse al nerviosismo ante la peligrosidad de la polvorienta vía y la exagerada velocidad con que el chofer maniobraba la deteriorada unidad de transporte.
Lalita se dirigía a visitar a su hermana Josefina Marrero que vivía en Plan de Cagua, un acogedor caserío a medio camino entre la carretera nacional y Valle Morín. Entre frenazos en las curvas, los pasos de quebradas y uno que otro animal atravesado en el camino, Lalita comenzó a sentir que estallaría la aneurisma (*) en su cuello (diagnosticada en los años cuarenta y por la cual le fijaron una pronta y casi segura muerte, cosa que ocurrió tantos años después que por poco llega a los cien años) presa de los nervios y sintiendo que el corazón le brotaba por la boca comenzó a gritar desesperada:
_ ¡La vena!, i No corra, la vena! _ Repetía desesperada.
Cuando por fin llegó a Plan de Cagua, Lalita pudo sobreponerse y bajar del veloz vehículo mientras el chofer visiblemente preocupado le preguntó:
_ Señora, ¿Se le botó la avena?
Inmediatamente el nerviosismo cedió paso a las hilarantes carcajadas de Lalita ante la interrogante del confundido conductor.
(*) Tumor sanguíneo causado por la dilatación de una arteria.
Lalita se dirigía a visitar a su hermana Josefina Marrero que vivía en Plan de Cagua, un acogedor caserío a medio camino entre la carretera nacional y Valle Morín. Entre frenazos en las curvas, los pasos de quebradas y uno que otro animal atravesado en el camino, Lalita comenzó a sentir que estallaría la aneurisma (*) en su cuello (diagnosticada en los años cuarenta y por la cual le fijaron una pronta y casi segura muerte, cosa que ocurrió tantos años después que por poco llega a los cien años) presa de los nervios y sintiendo que el corazón le brotaba por la boca comenzó a gritar desesperada:
_ ¡La vena!, i No corra, la vena! _ Repetía desesperada.
Cuando por fin llegó a Plan de Cagua, Lalita pudo sobreponerse y bajar del veloz vehículo mientras el chofer visiblemente preocupado le preguntó:
_ Señora, ¿Se le botó la avena?
Inmediatamente el nerviosismo cedió paso a las hilarantes carcajadas de Lalita ante la interrogante del confundido conductor.
(*) Tumor sanguíneo causado por la dilatación de una arteria.
FUENTE: JUAN CARLOS TORREALBA
FOTOS: GALERIA DEL SR. AUGUSTO NIEVES, POR CORTESIA DE FARNCISCO FUSTERO
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